¿Fantasías sexuales?

¿Fantasías sexuales?

El primer beso fue perfecto, de esos que se arrebatan cuando ya el deseo ha nacido en ambos. Las caricias aún mejor: urgentes, agitadas, suplicantes.

Ah, sí, aquella noche… Dicen que lo inolvidable es en realidad lo que perdura… Llegó así, casual, como es él. Nadie sabía que se quedaría para siempre en su piel y en sus recuerdos. Su aroma, su mirada, sus gemidos, sus manos acariciándolo todo… Siempre fue de noche para ellos, el cielo estuvo a la vista y viajaron hasta las estrellas. Él le sonrió, con esa sonrisa que pone cuando trama algo mágico y ella no se resistió, lo miró de esa forma en la que sólo ella mira, diciéndolo todo y ocultandolo a la vez. El primer beso fue perfecto, de esos que se arrebatan cuando ya el deseo ha nacido en ambos. Las caricias aún mejor: urgentes, agitadas, suplicantes. Ella se calentaba pero nada decía, sólo sentía y callaba. A él le urgía ella. Sentían el viento cálido de la noche, la velocidad y el peligro, y eso los excitaba aún más. Una parada en el camino y no esperaron más. Ella brincó hacia el frente, sentía su cuerpo y su perfume ya caliente, él la tomó por la cintura y la acercó bruscamente hacia sus besos, eran cada vez más fuertes, se podía sentir ya la erección a través de la ropa, ella imaginó que era enorme, no pudo evitar gemir de placer y eso lo enloqueció más a él. Era ya de madrugada y los besos ganaban espacio a la ropa, el placer a los pensamientos y el deseo al miedo… Buscaron un lugar prohibido, aunque para ellos cualquiera lo era. Él se subió encima de ella y comenzó a subir también al cielo. Sus miradas se cruzaban de vez en vez, traviesas, penetrantes, cómplices. Sus labios se reconocían, sus cuerpos parecían viejos amigos. Cuando sintió que él entraba a su húmedo cuerpo, su respiración desapareció por un instante, una onda eléctrica le recorrió, era más grande de lo que había imaginado y los sonidos se escaparon de su voz. Él enloqueció al verla disfrutar de tal manera. Se amaron como nunca lo habían hecho, con cada beso, cada caricia, en cada hueco y en cada humedad. Ella deseó que no pasara el tiempo y él que jamás apareciera el sol. Se olvidaron de sus vidas ajenas y se unieron en una sola pasión, ella sintió sus latidos como si tuviera en la mano su corazón, su calor le invadió por dentro y aunque había dicho no creer en Dios, lo mencionó. Dice que subió al cielo y regresó, aunque bien podría asegurar que allá se quedó. El momento en que el deseo de dos personas se junta y anida de una forma tan inesperada no puede significar más que una cosa, que esto aún no terminó.

Las fantasías sexuales son un recurso muy socorrido por todas las personas, jóvenes o adultas, solteras o en pareja. Es tanto el beneficio que pueden traer a una relación, que constantemente forman parte de las indicaciones que ofrece el terapeuta dentro de la terapia de pareja. Tienen como objetivo hacernos sentir placer, hacernos vibrar, sugestionarnos y, por qué no, mejorar nuestra vida sexual real. Basta con echar andar nuestra imaginación, permitir que los deseos más escondidos -a veces prohibidos- puedan ver la luz y, de esta forma, crear nuevas realidades tal vez antes inalcanzables.
No necesariamente tenemos que compartir nuestras fantasías con alguien más, esa es una decisión personal o de pareja. A veces es mejor guardarlo para nosotros, como si de un secreto se tratara, y disfrutar de nuestras historias a solas.
Las fantasías sexuales pueden ser diferentes en hombres y mujeres, se cree que en ellas suelen ser más románticas, sensuales y con contenidos infantiles -de protección y ternura-, sin embargo, es en la fantasía donde muchas se permiten vivir tríos, sexo lésbico o con desconocidos, encuentros rudos; entre muchas otras cosas fuera de lo común -socialmente hablando-. Por otro lado se sabe que los hombres son más atrevidos y a veces llegan a caer en la ficción por completo.
El protagonista de tus fantasías puede ser cualquiera: tu compañera de oficina, el electricista del edificio, tu maestra de matemáticas, el súper héroe de tu película favorita… en fin, ¡no hay límites cuando se trata de la imaginación! En esta práctica no lastimas ni faltas al respeto a nadie, así que no hay prohibiciones. La trama la controlas tú, imagina poder manejar cada detalle del encuentro a tu gusto, como siempre deseaste. En la fantasía no hay condiciones, no hay incomodidades, sorpresas desagradables, ni todas esas cosas que a veces de forma natural suceden durante el encuentro hot. Es gratis, puedes recurrir a ella en cualquier momento, incluso la puedes utilizar como motivación extra durante las relaciones sexuales con tu pareja.
La mente es el ingrediente afrodisiaco por excelencia, utilizarlo a tu favor es tu decisión. Experimentar en tu vida sexual, a solas o acompañado, ya no es un tema tabú y mucho menos una prohibición.

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