Olvida de una vez por todas a ese mal amor

Olvida de una vez por todas a ese mal amor

Luego de un derrumbe ningún edificio vuelve a ser el mismo, cualquiera puede ser mejor.

Ni el peor dolor de muela o el que sientes al ver la derrota de tu equipo favorito se compara con la herida que deja un mal amor. Creo que sonó a canción. Seguro entiendes la idea, es una mezcla de todo: enojo, tristeza, arrepentimiento, desolación, añoranza; una mezcolanza que podría llegar a ser mortal. Imagínate si será importante atender dicha herida, que ya hasta paracetamol se receta para tal fin. Yo soy partidaria de las emociones, dejarlas sentir e irlas viviendo como nos sea posible, siempre estaré en contra de dejarle todo el trabajo al tiempo, pues si bien nos echa una manita tampoco es cierto que lo cura todo.

Es muy común hablar de amor, sin embargo, el desamor es parte del mismo. Y como leí por ahí, desenamorarse de alguien es también toda una aventura. Hoy quiero escribir sobre eso, sobre el horroroso y temido proceso del truene. No todos los truenes son iguales, los hay de todo tipo, pero sin importar las causas, quién tuvo la razón, quién se fue primero o lo que haya sucedido detrás del truene, cuando el amor que antes había entre ustedes ha acabado te sientes fatal.

Lo que aquí te vengo ofreciendo lo podrás utilizar en el momento en que ya has tomado la decisión (ahora sí, enserio, de veras) de mandar al susodicho a freír espárragos. No me gustan los puntos a seguir ni las recetas, pero creo que en esta ocasión resultará más fácil hacerlo así:

  1. Corta el contacto. ¡Incluye Facebook, WhatsApp, Instagram, Snapchat, espiar afuera de su casa; todo! Hay quienes jugándole a la madurez siguen manteniendo contacto con su ex, o aún peor, creyéndose la historia absurda de “quedamos como buenos amigos”. No hay nada más maduro que cuidar tus emociones, y eso incluye alejarte de las personas que no te han hecho bien. No digo que una amistad no se pueda dar, eso tal vez será posible luego de que se han sanado las heridas de ambos, cuando ya han dejado atrás la esperanza de volver. Pensándolo fríamente, si esa persona no fue un buen novio para ti y te causó daño, ¿por qué sí será un buen amigo?

Después de terminar una relación tú estás vulnerable, y al estar así es fácil caer en situaciones donde te pongas en peligro físico o emocional. En estos momentos lo que necesitas es ser tu mejor amigo, cuidarte y quererte mucho más. Es tiempo de resurgir y si sigues atado a conductas o personas que te hacen sentir mal jamás lo lograrás, por eso es importante poner límites saludables para ti. Si es necesario que estén en contacto por los hijos o cualquier obligación que deban seguir compartiendo, aun así puedes poner límites, se puede ser amigable y respetuoso sin seguir aferrado a fantasmas del pasado.

  1. Aléjate de las fantasías. Muy a menudo, cuando la relación termina, las personas recrean en su mente tantos “hubiera” que cualquier película de Hollywood se quedaría corta con tanto romance. La realidad es que la relación que extrañas no es la que tenías, sino la que te hubiera gustado tener. Pensándolo bien, tal vez te estás imaginando una relación muy diferente, una sin errores, sin dolor, sin todo lo malo que sucedió. Entonces, el dolor es por la relación que tienes en tu mente, la que anhelabas al inicio y que tal vez pudieron construir pero que al final de cuentas no pudieron mantener.

Si tu mente te hace una mala jugada y comienzas a recordar solo lo bueno del otro, tú oblígala a recordar también lo malo, ¡que vea quién manda! Haz una lista con todo lo malo que hubo, tanto en él como en la relación; de esta forma tendrás una imagen mucho más real y te irás alejando de las fantasías. Aun cuando el enojo puede funcionar para mantenerte alejada de la otra persona o de las ideas románticas que pudieran aparecer, no se trata de que permanezcas así siempre, sino de que te des cuenta y recuerdes más fácilmente el por qué la relación terminó.

  1. Perdonar no es lo mismo a olvidar. Cuando te aferras al pasado, debido al rencor que pudieras estar sintiendo, sin duda se arruina tu futuro. No quiero sonar moralista y decir que “debes perdonar para seguir”, porque tú serás la única en decidir -según como te sientas- cuál es el momento en el que puedas perdonar. Sin embargo, quedarte atada al pasado pues, justamente, te deja atada al pasado. Debiera llegar el momento en que puedas seguir, sentirte tranquila con lo que fue, satisfecha de la relación que tuvieron y en paz con lo que no pudo ser. Sí, aquí es donde se agradece lo que hubo y se suelta lo que no fue posible. Suena a cliché, pero ¡Ah, qué bien se siente! Para lograrlo tendrás que ser objetiva, ver lo que en realidad sucedió, quién eres y qué quieres ahora en tu vida. Ver a la otra persona -y a ti mismo- con virtudes y defectos, aceptando lo bueno y lo malo, viéndolo completo sin duda te ayudará a seguir adelante. Esto es parte del perdón que tal vez debas otorgarte a ti misma, a veces la incertidumbre de lo que hubiera podido ser no nos deja estar en paz, creyendo que si hubiéramos hecho las cosas diferentes otra cosa hubiera sido. Pero, créeme, cuando das todo cuanto pudiste, cuando eres fiel a ti misma y das rienda suelta a tu capacidad de amar no tendrás nada de qué arrepentirte.
  2. Quiérete más a ti misma. Para una relación sana se necesitan dos personas sanas. Si tú andabas por la vida con algunos issues a cuestas es muy probable que luego de cada ruptura estos se acrecienten. Ve esta como la oportunidad para crecer personalmente, para quererte más y hacer de tu vida lo que siempre has querido. Pide ayuda a tus amigos o familia, estar acompañada y haciendo cosas que disfrutes siempre será una buena opción para sentirte mejor. No estoy diciendo que te vayas de antro y acabes con la bodega de licor, pues esto más que sanarte te dejará peor. Lo mismo sucede para quien aplica lo de “un clavo saca a otro clavo”; imagina la inseguridad y soledad que debe sentir alguien para ir de una relación a otra con tal ansiedad.

Si crees que necesitas ayuda profesional ¡no tengas miedo de pedirla! Ir al psicólogo es lo más natural hoy en día, es como ir al dentista o al oftalmólogo, a veces necesitamos la ayuda profesional que nos puede dar una persona imparcial y con conocimientos sobre el tema. Tú pasarás por un duelo, y como su nombre lo indica, el dolor se presentará tarde o temprano, también el enojo y la depresión. Así que si necesitas de alguien que te ayude a pasar por esta etapa, o bien, de una vez por todas curar aquellas viejas heridas que has intentado ocultar desde hace tiempo, no lo pienses más y haz tu cita.

  1. El amor no es el villano de la historia. El amor no es malo, enserio, de veritas que no. Sí, duele y es un hijo de la tiznada, pero solo a veces y dependiendo cómo lo tratemos. Dijo mi hermano un día: “Yucel, no porque un plátano te haya salido podrido quiere decir que todos los plátanos van a estar iguales” y tuvo mucha razón, el amor no tiene la culpa de que en aquel momento yo haya decidido poner mis emociones en un plátano tan dañado.

Seguro lo has leído por ahí o alguien te lo ha dicho, créelo, es cierto, el amor más importante es el amor propio. Si andas enferma de tu autoestima jamás vas a poder relacionarte de una forma saludable con los demás porque no puedes ni siquiera relacionarte saludablemente contigo misma. Buscarás compensar en el otro carencias propias, irás de relación en relación debido a la incapacidad de llenar ese gran vacío que hay en ti, intentarás controlar y manipular al otro como muestra de tus propias inseguridades; y un gran etcétera.

Decirle adiós a alguien es un proceso que, dependiendo cómo hayas vivido o imaginado la relación, tendrás que vivir con lo que tienes. Hay cosas completamente naturales, como el enojo, la tristeza, el no podértelo sacar de la mente, las ganas de querer volver; pero cuando tu decisión es firme y tú eres fuerte siempre podrás salir de ahí. Recuerda que se trata de cuidarte, aléjate del alcohol y las canciones románticas si esto te ocasiona sufrimiento, tira todo lo que te recuerde el pasado juntos, no necesitas ninguna fotografía pues los recuerdos mentales que puedas guardar serán suficientes para después, no uses a otras personas para intentar vengarte o distraerte. Incluso entre los corazones rotos hay clases. Las crisis siempre nos empujan al movimiento, depende completamente de ti resistir esta crisis y sacar lo mejor posible de la situación. Luego de un derrumbe ningún edificio vuelve a ser el mismo, cualquiera puede ser mejor.

 

 

 

 

2 comentarios

Gracias por compartirlo, ahora mismo lo reviso… Desafortunadamente es así como aprendemos, tropezando y levantándonos. Saludos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *