Aléjate de tu mamá tóxica

Aléjate de tu mamá tóxica

Creo que no hay día festivo que nos revuelva más las emociones y las ideas que el 10 de mayo. Si tú eres de los que carga con una relación más tóxica que amorosa con su mamá, este artículo es para ti.

Para ponernos en contexto, comenzaré diciendo que la forma en la que te relacionaste con tu mamá durante tu infancia, incluso desde tu nacimiento, ha determinado tu personalidad. Si la relación entre ustedes fue construida con amor y respeto, y lograron crear una conexión libre de condicionamientos ya estás del otro lado. Si por el contrario, su vínculo está plagado de autoritarismo, chantajes y coacciones puedo asegurarte que hay problemas.

Afortunadamente para ti, son problemas que puedes solucionar. Ya eres un adulto y eso te da cierto poder que de niño no tuviste. ¡Ha llegado el momento de utilizarlo! A continuación, tres acciones que mantendrán a raya a tu mamá tóxica mientras que a ti te permitirán hacerte cargo de tu vida.

1.       Ahora tú también eres un adulto. Lo que más disfruto de la adultez es la libertad que los años traen consigo. Sé que hay quienes no son capaces de verlo desde esta perspectiva, inténtalo al menos por ahora. Al convertirte en un adulto, de forma casi mágica te vuelves responsable de tu propia vida. Esto significa decidir cada paso, cada decisión depende de ti, casi te podría decir que tus deseos son órdenes. Tienes el derecho a vivir tu vida, tú única responsabilidad es atreverte a vivirla libre de expectativas ajenas y culpas heredadas.

2.       Tú marcas los límites. Los límites son saludables, siempre debemos tenerlos claros para que así los otros también los puedan conocer y respetar. Ni siquiera nuestra madre se escapa de los límites, incluso un niño pequeño aprende poco a poco a alejarse. Así como un niño se vuelve valiente y aprende a caminar, vuélvete valiente y haz valer los límites que necesitas para vivir la vida que quieres.

3.       Comprende, pero no permitas. Los hijos podemos ser empáticos con nuestra madre, reconocer que es una persona distinta a nosotros, alguien con su propia personalidad y necesidades que también requieren ser atendidas. Además, pensándolo fríamente, tu mamá también tuvo unos padres que como a todos nosotros la marcaron y llevará a cuestas sus heridas que, igual que a ti, le dolerán. Suena duro, pero es el ciclo de la vida. Ser empático con ella, comprenderla y amarla por quien realmente es sí es posible, les quitará un gran peso y les dará libertad.

Cuando nacemos todos queremos sentirnos cuidados y amados por nuestra madre, y francamente lo merecemos. Si esto no sucede nos sentimos tristes, desamparados, muy frustrados y naturalmente molestos. Si las cosas no cambian nos acostumbramos a eso y creceremos así, con el constante peligro de pasar la factura a alguien más. La buena noticia es que ahora no tienes por qué quedarte con eso, puedes crear lazos distintos y gozar de una relación saludable con tu mamá.

Recuerda que los cambios que deseas en los otros deben comenzar en ti, al cambiar tu actitud podrás influir también en la actitud de los otros y de forma indirecta, y si tu mamá lo permite y apoya, también su relación evolucionará.

Es momento de pensar en ti, no es egoísmo, es salud emocional.

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