Necesitamos empatía, ¡pero ya!

Necesitamos empatía, ¡pero ya!

Ponerse en los zapatos del otro, así se define la empatía.

Sí, empatía es ponerse en el lugar del otro ¡pero sin quedarse a vivir ahí! Las personas empáticas entienden cómo se siente el otro sabiendo que no son ellos mismos quienes están en esa situación. Tienen la capacidad de conectarse con los demás, casi sienten como ellos, son capaces de preocuparse por el bienestar de los demás y de actuar con compasión. Dicho así suena muy fácil, entonces, ¿por qué nos resulta tan difícil ser empáticos?

Para ser empáticos es necesario reconocer las emociones del otro, pero también las nuestras. Por eso muchas personas fallan, porque les da miedo sentir. No se atreven a ver las emociones en sí mismos y prefieren hacer como si nada pasara. Las personas empáticas sienten, identifican y se preocupan por el bienestar de los demás. Lo hacen de forma auténtica y genuina, hacen cosas para procurar que el otro la pase mejor. Porque la empatía es una práctica y no solamente palabras bonitas.

Cuando la empatía aparece se activa de forma casi automática una acción compasiva. No se trata de hacer cosas por los demás solo para sentirnos buenas personas y presumir de ello. Se trata de colaborar para el bienestar del otro, ayudando a crear una sociedad más sabia y solidaria. Si lo vemos así, entenderemos que la empatía es la clave para el bienestar personal y para el bien común. Es un hecho: si todos fuéramos lo suficientemente empáticos la pasaríamos mejor.

Si ya te voy convenciendo y crees que sería buena idea comenzar a practicar la empatía, felicidades. Estoy feliz al decirte que lo vas a lograr, porque la empatía se aprende y hoy te voy a dar las técnicas más eficaces, técnicas que incluso los terapeutas utilizamos dentro de nuestros consultorios.

  1. Escucha. Sin prejuicios, sin miedo. Ábrete a una comunicación más profunda. Por favor, evita dar consejos, ¡a nadie le interesan!
  2. Observa. No solo por encimita, pon atención a la mirada de quien te habla, sus gestos, su cuerpo. Adéntrate en las emociones del otro y descubre lo que las está motivando.
  3. Interésate. Hazlo de verdad o causarás el efecto contrario. Créeme, se nota a kilómetros cuando alguien finge empatía. Por cierto, si tú viviste algo parecido o tienes una opinión buenísima sobre el tema, guárdatela para después.
  4. Valida. Hazle ver al otro que lo que siente es natural, no está bien ni está mal, simplemente es.
  5. Siente. Atrévete a sentir tu propio cuerpo, porque solo teniendo claras tus emociones vas a entender mejor la experiencia de los demás.

Hay muchísimas formas de mostrar nuestra empatía ante la situación actual, basta con detenernos un momento a preguntarnos ¿Qué nos une? Olvídate de las diferencias, es momento de pensar en aquello que tenemos en común y alinear nuestro instinto con nuestras emociones para actuar de forma consciente y empática. Tal vez, como dijo Erich Fromm, por primera vez en la historia la supervivencia física de la especie humana depende de un cambio radical en el ser humano.

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