El suicidio se puede prevenir, y tú podrías ser quien salve una vida, aquí te digo como…
En nuestro país, y particularmente en nuestra ciudad los casos de suicidios registrados oficialmente van en aumento, esto es alarmante pues las cifras nos confirman que se trata de una problemática social urgente de atender. De cada diez personas que conoces, tres viven con algún trastorno mental, tal vez tú seas uno de ellos. La depresión es el más común y más relacionado con el suicidio, pero no el único. Padecer un trastorno mental aumenta la posibilidad de suicidio, más aún si tomamos en cuenta que de cada cinco personas en esta situación, solo una busca y recibe ayuda profesional.
En torno al suicidio hay muchos tabúes que impiden la prevención y dificultan la atención de quienes lamentablemente viven de cerca dicha situación. Permitir y favorecer el cambio de ideas es el primer paso para comenzar a salvar vidas. Lo primero será comprender que un suicidio se puede prevenir. Muchos creen que quien se quiere matar lo hará sin importar lo que los demás hagamos, y no es así. Al contrario de lo que se piensa, la mayoría de las personas que se suicidan lo cuentan o platican con personas cercanas antes de tomar la decisión, esta es una petición de ayuda, y si tú lo puedes detectar harás la diferencia salvando una vida.
Una persona que comete suicidio se siente lastimada, sufre muchísimo y ha perdido toda esperanza en la vida.
Imagina el peor dolor físico que hayas sentido y multiplícalo por cien; ese es el dolor mental que siente una persona antes de suicidarse. La decisión no se toma por cobardía, se toma porque ya no se ven más opciones. El suicida está temporalmente impedido para cuidar de sí mismo, y aquí es donde puedes entrar tú y salvar su vida.
Lo primero es identificar los síntomas. Muy probablemente alguien que está pensando en el suicidio haya perdido el interés por la vida, ya no disfruta ni siquiera lo que antes le encantaba y ha perdido su vitalidad. Uno de los síntomas principales es el cambio en el estado de ánimo, notarás tristeza, enojo, frustración, apatía, desesperanza, impotencia. Recuerda que puede haber señales de que la persona está contemplando el suicidio, tal vez puede comenzar con ideas de muerte, creyendo que estaría mejor muerto o que el mundo sería mejor sin él.
Si has notado algunos de estos síntomas pero no encuentras cómo acercarte o cómo hablarlo, esta es la pregunta que lo cambiará todo, díselo así tal cual: “otras personas en estas circunstancias han pensado en quitarse la vida, ¿lo has pensado tú?”. Con esta pregunta eliminas la sensación de juicio, evitas que se avergüence o tema ser tomado por loco. No tengas miedo a enfrentarte al tema, pregunta y escucha, recuerda que esto puede salvarle la vida.
El mayor regalo que podemos darle a alguien es nuestra escucha, trata de que la persona se sienta escuchada, permítele que hable libremente, no le juzgues, critiques o cuestiones lo que sea que te esté contando. Recuerda que se trata sobre él, no sobre ti, evita decirle frases como “sé como te sientes” porque en realidad nadie lo sabe, solo él; y jamás jamás jamás le digas “échale ganas” porque créeme, ya le ha echado muchas ganas y simplemente no encontró nada. Frases como estas, o el típico “no ves lo hermosa que es la vida”, están de más, porque pues no, en esos momentos no puede ver lo hermosa que es la vida.
Si has descubierto en esta situación a alguien cercano, o eres tú mismo quien ha pensado en el suicidio como la única solución al dolor o preocupación que sientes, acércate a un profesional, créeme, la vida no es como la ves ahora.